¿FUE ARREBATADA LA DIGNIDAD A JOSEFA?
La dignidad es un elemento inalienable que da sentido a la vida. Como valor inherente a la raza humana, la dignidad no se puede comprar, no se deteriora por el uso, no está condicionada a factores externos, no se afecta por enfermedades, ni tampoco caduca con la edad. Sin embargo, ciertos individuos cargados de miseria espiritual, creen erróneamente que la dignidad de las personas puede ser arrebatada mediante manipulaciones, abusos o maltratos. Detectar el maltrato a una persona no siempre es tarea fácil, como parece ser. Identificar las diferentes formas de abusos, de los cuales son víctimas muchas personas, requiere cierta agudeza y otras veces cierto grado de análisis de diversos factores y conductas. La falta de conocimiento, el uso de la religión o ideologías para manipular, carencias económicas, discapacidades físicas, disminución de las fuerzas físicas, o la incapacidad para valerse por sí misma, pueden convertir a ciertas personas en seres vulnerables a la actividad depredadora de ciertos individuos u organizaciones destructivas. Una relación de dependencia puede llegar hasta transformar la víctima del maltrato en el principal encubridor del abusador, todo por temor a perder la asistencia requerida para sobrevivir. Mientras tanto, el maltratador continúa impunemente con su conducta manipuladora y abusiva, intimidando emocional e inclusive físicamente a la víctima, con la finalidad de obtener diferentes tipos de beneficios. Sin embargo, la dignidad de la persona trasciende porque es la esencia del ser y constituye la expresión inquebrantable de la imagen de Dios.